Todo esto pasó en la primera hora del programa de Jorge Lanata del pasado domingo. Si alguien ponía en duda la existencia de un “clima destituyente” (brillante concepto acuñado por Carta Abierta en tiempos de la 125) quedó claramente evidenciado en el último programa de “Periodismo para todos” por Canal 13.

Debemos ser justos: Lanata no fue mucho peor que Majul; o que las editoriales del diario La Nación. Pero como mide casi 20 puntos de rating por programa, su capacidad de amplificación de estas verdaderas afrontas contra la democracia es mucho mayor. Pero lo que Lanata dice desaforadamente, casi “a boca de jarro”, otros lo dicen por abajo, casi en forma imperceptible.

Los argentinos todos, no sólo los que nos sentimos identificados con el gobierno de Cristina, debemos estar alertas y vigilantes. Como decía Eva Perón el 17 de octubre de 1951, “los enemigos del pueblo nunca duermen”

A 20 días de las elecciones parlamentarias, el discurso políticamente correcto llevó a Sergio Massa, Francisco De Narváez, Julio Cobos, Hermes Binner y tantos otros a expresar deseos de pronta recuperación a la Presidenta de la Nación. Pero todos sabemos que es puro fútbol para la tribuna. Los miembros del “círculo rojo” descripto por Macri no paran por estas horas de analizar estrategias que permitan desgastar al gobierno nacional aprovechándose del mes de reposo de Cristina.

El ahora Ministro de Defensa Agustín Rossi siempre cuenta que en más de una oportunidad, cuando era jefe de bloque del kirchnerismo en Diputados, se cruzaba en los pasillos del Congreso con legisladores opositores que le decían “yo no estoy con el golpe” dejando en descubierto que existían otros que obviamente estaban a favor de una crisis institucional. Las brujas no existen, pero que las hay, las hay.

Poco o nada le interesa a los sectores desestabilizadores la salud presidencial ni las consecuencias de sus maniobras para la democracia. Sólo aspiran a ver concretado lo que no pudieron lograr desde las elecciones del 2007 a la fecha: terminar con el gobierno kirchnerista. Lo intentaron durante el debate por las retenciones móviles; insistieron después de las elecciones del 2009 y la conformación del Grupo A; volvieron a la carga con el atrincheramiento de Redrado; y se entusiasmaron con la muerte de Néstor Kirchner, cuando alguno comparó a Cristina con Isabel Perón.

Curiosamente, Carrió viene diciendo que Cristina se parece a Isabel porque “ha sido abandonada por el PJ”. Ayer mismo Giacobbe comparó a Boudou con López Rega. Vale recordar que hace algunos meses se debatió en la Argentina sobre la factibilidad de una mega devaluación como el “Rodrigazo”. La comparación de nuestra Presidenta con Isabel no sólo es descabellada sino que es perversa: sólo les falta decir que Cristina debería renunciar porque es “un estorbo” hacia una transición ordenada del poder. ¿Faltará mucho para que lo expresen?

Lo que Lanata dice desaforadamente, casi “a boca de jarro”, otros lo dicen por abajo, casi en forma imperceptible.

Los argentinos todos, no sólo los que nos sentimos identificados con el gobierno de Cristina, debemos estar alertas y vigilantes. Como decía Eva Perón el 17 de octubre de 1951, “los enemigos del pueblo nunca duermen”. Y no sería extraño que los sectores corporativos intenten forzar en estos 30 días algunas situaciones por las que vienen bregando hace tiempo. Por lo pronto, van a intentar profundizar el plan de desgaste de la Presidenta y de su gobierno.

En síntesis, se vienen días de contradicciones. Los dirigentes opositores se reiterarán en el lugar común del deseo de pronta recuperación de Cristina. Pero, en la realidad, dedicarán gran parte de su tiempo a planificar un futuro inmediato sin ella en el Sillón de Rivadavia. Lo harán en los sets televisivos, en las oficinas del Congreso y en secretos salones de hoteles porteños. Al fin y al cabo, la concejala Norma López tiene razón cuando algunas horas atrás en twitter dijo que, por estas horas, sólo les faltó decir “viva el coágulo”.