Sábado, 20 Junio 2020 13:59

¿"Nueva normalidad" en Asia?

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¡Buen finde! Ya estamos en la mitad del año. Confirmado: el 2020 está perdido. La pandemia comienza a dejarle el protagonismo a otras cosas, como por ejemplo una escaramuza fronteriza entre tropas de los dos países más poblados del mundo, que además son dos potencias nucleares. Se acabó la luna de miel entre las dos Coreas ¿Asia Pacifico es el escenario predilecto para la geopolítica post – COVID-19?

Un incidente serio

El Valle de Galwan es un área fronteriza entre India y China en la cordillera del Himalaya. La zona es disputada desde hace tiempo: en 1962, un breve pero intenso conflicto bélico entre ambos países se saldó con una victoria china y con una tregua, sin demarcar formalmente el límite entre los dos países. 

A partir de este hecho, se trazó una frontera de facto, llamada Línea de Control Actual, en este lugar situado a más de 4000 metros de altura y donde se registraron algunos incidentes menores en 2013 y en 2017. Pero fueron menores hasta ahora. Esta semana, India informó sobre un incidente con las tropas chinas en el lugar que dejó 20 militares indios muertos. Si bien el comunicado del gobierno de Narendra Modi también incluyó a soldados chinos entre los caídos, desde Beijing no informaron ninguna baja.

Lo raro es esto: dicen que no se disparó ninguna bala, sino que, en línea con las escaramuzas habituales, las tropas se enfrentan con palos y golpes cada vez que perciben una violación territorial. ¿20 muertos (por lo menos) en una pelea con piedras y palos? Mmmm, ¿vos decís?  La historia cobra verosimilitud si pensamos que se encuentran a 4000 metros de altura, pero es para tomarlo con pinzas

Desde hace años, tanto India como China denuncian respectivas actividades violatorias de la tregua: desde la construcción de infraestructura como autopistas y rutas para facilitar comunicaciones, hasta la movilización de tropas a la zona. En abril, China movilizó centenares de soldados a este lugar, lo que motivó una protesta por parte de Nueva Delhi.

El Primer Ministro indio, Narendra Modi, asegura que busca la paz pero también buscar dejar bien en claro que India puede dar respuesta a estos avances chinos. Del otro lado, los canales oficiales de Beijing sostuvieron que “acordaron bajar la tensión” en la zona.

Hay varios puntos para analizar en este confuso episodio. India es un país que ha escalado posiciones en el sistema internacional en los últimos años. Desde que Modi, perteneciente al partido nacionalista BJP, asumió las riendas del poder, India comenzó a jugar otro rol en la región y a nivel global. Su intención de construir un orden multipolar en el que tenga más preponderancia como potencia demográfica y emergente que es, choca con los planes de China, que ve en la hegemonía regional un peaje obligado para disputar poder en términos globales.

Otro punto importante radica en el factor Pakistán. La zona también es fuente de discordia entre Pakistán e India, que mantienen una rivalidad histórica que conjuga elementos religiosos, culturales y políticos. Los paquistaníes, que denuncian tanto la persecución del gobierno indio a los musulmanes de la zona como los planes expansionistas sobre la Cachemira paquistaní, son el contrapeso natural de India y un aliado importantísimo de China. Y también posee armamento nuclear. 

¿Qué quiero decir con todo esto? Que se observan tendencias más asertivas por parte de los dos gigantes asiáticos. Ya es sabido el protagonismo que China está teniendo a nivel global, disputándole poder a los Estados Unidos de igual a igual, al menos en algunos aspectos. La Ley de Seguridad en Hong Kong (que avanzo en su tramitación esta semana), los movimientos en el Mar del Sur de China, el sobrevuelo de aviones militares sobre Taiwán (también denunciado por la isla esta semana), y la actitud amenazante contra Australia, son algunos ejemplos que muestran que la estrategia de ascenso pacífico esgrimida por China está siendo condimentada con ingredientes de poder duro.

Por el otro lado, Modi le ha dado un espaldarazo a la presencia internacional de India. No solo es visto por Estados Unidos como un contrapeso de China, sino que también su potencia demográfica, el aumento de sus capacidades militares y su asertividad en la región son elementos que permiten señalar a India como un jugador clave en la zona más dinámica del mundo.

En su newsletter de Política Internacional, el periodista Juan Elman recordaba que el Pentágono pidió en abril una autorización al Congreso de EE.UU. para desembolsar US$ 20 mil millones, para la contención militar de China en Asia Pacifico, la región prioritaria para casi todos los que diseñan, diagraman y ejecutan la política exterior norteamericana. Esto no es cosa de Trump exclusivamente: el interés de EE.UU. en la región fue impulsado por Bush hijo y continuado por Barack Obama y el actual inquilino de la Casa Blanca. 

Si bien India es el actor regional más importante después de China, no hay que subestimar el rol que pueden jugar otros países, que tienen sus herramientas de poder duro y blando, y que son aliados claves de Estados Unidos en la región, como Japón, Corea del Sur, y Australia.

¿Dijiste Corea?

Esta semana hubo una explosión en una de las pocas fronteras heredadas de la Guerra Fría. Sucedió en Kaesong, cerca de la zona desmilitarizada del paralelo 38º que divide Corea del Sur y Corea del Norte, el país gobernado por la dinastía Kim hizo estallar la oficina de enlace con sus vecinos del Sur.

Explicamos un poco más: en 2018, producto de los ensayos nucleares de Corea del Norte, los vecinos del Sur impulsaron una estrategia de acercamiento. El líder norcoreano Kim Jong-un y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, se reunieron ese año, dando lugar a la tercera cumbre intercoreana de la historia desde la separación del país, hace más de 60 años. Así, se inauguró un periodo de luna de miel entre las dos Coreas, formalmente en guerra desde 1950, ya que nunca firmaron un tratado de paz.

Más allá de las declaraciones y los buenos modales, una de las medidas concretas fue la apertura de una oficina de enlace en Kaesong, en territorio norcoreano, la cual funcionaba como embajada de facto.

Tras los rumores luego desmentidos de la muerte del líder Kim Jong-un por su desaparición transitoria de los actos oficiales donde es el protagonista estelar, su retorno a la actividad pública estuvo marcado por acusaciones contra Corea del Sur de permitir en su territorio el desarrollo de propaganda en contra del gobierno comunista del Norte. Hace una semana resolvió cortar las comunicaciones con Corea del Sur, que consistían en dos llamados diarios desde el deshielo intercoreano de 2018. Este martes, en una decisión tomada supuestamente en conjunto con su hermana, Kim Jong-un dio la orden y el Ejército de Corea del Norte hizo explotar la oficina de enlace. 

Seúl, rápida de reflejos y a sabiendas del fracaso de su estrategia de acercamiento, activó su relación preferencial de protección y el mismo miércoles aterrizaba en Washington uno de los principales cuadros del Ministerio de Defensa de Corea del Sur, para discutir el camino a seguir.

Para prestarle atención: la posibilidad de demoler la oficina de enlace había sido advertido por Kim Yo-jong, la hermana de Kim Jong-un. Finalmente, eso sucedió. Cuando el líder norcoreano se ausento de la escena pública por 20 días, dando lugar a los rumores sobre su muerte, analistas alrededor del mundo daban por sentado que el poder sería heredado por su hermana. Desde la división de Corea, el poder en el Norte ha sido ejercido por la familia Kim. Los hechos muestran que, ante la eventual falta del actual líder, su hermana es la siguiente en la línea sucesoria.

Por último, y vinculado a lo que charlamos al principio, Corea del Sur puede convertirse en un actor fundamental en una eventual estrategia de contención militar de China por parte de los Estados Unidos. Aliados desde la división de la península en los tiempos donde todavía se barrían las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, es difícil que los surcoreanos activen alguna movida sin avisarle a sus amigos en Washington.

Ping Pong

Inauguramos una nueva sección en este humilde resumen semanal, haciendo un breve repaso por algunas noticias que también marcaron la agenda. Y queda bien hoy, en un resumen que habla de Asia, a sabiendas de que los asiáticos son los reyes del tenis de mesa. Dicho de otro modo, te dejo algunos links para no leer solamente sobre los temas que selecciona el escriba. 

Chile cambia su Ministro de Salud. Enrique Paris reemplazó al polémico Jaime Mañalich, en medio de un aumento exponencial de contagios. (VER)

Duró poco la alegría: tras declararse libre de COVID-19, Nueva Zelanda importó dos casos desde el Reino Unido. (VER)

John Bolton, ex Asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, escribió un libro y Donald Trump intenta prohibir su publicación a través de la Justicia. ¿Por qué? Porque en el Bolton dice cosas como que Donald le pidió a Xi que le ayude a ganar las elecciones y que sería “cool” invadir Venezuela. (VER)

Turquía opera en el norte de Irak contra los kurdos. Hubo mucha actividad militar turca en la región en los últimos meses: Libia, Irak, Siria. ¿Ya podemos catalogarlo como la tercera potencia regional, además de Arabia Saudita e Irán? (VER)

Detuvieron a Fabricio Queiroz, hombre cercano al clan Bolsonaro, en la misma semana que renunció el Ministro de Educación, Abraham Weintraub. (VER)
No quiero irme sin recomendarte algunas cosas interesantes para poder leer este finde que de seguro combinará frío, nubes y pandemia, dependiendo del lugar donde vivas.

Bloomberg público un artículo donde sostiene que, según fuentes del Partido Comunista Chino, Beijing prefiere cuatro años más de Trump y no un triunfo de Joe Biden en las elecciones norteamericanas de noviembre. Ven a Biden como un peligro por las alianzas que eventualmente puede tejer para la contención de China. Está en inglés, pero con traductor va como trompada. (VER)

Por último, un artículo de mi compañero Emilio Ordoñez que, en tándem con la profesora Gisela Pereyra Doval, analizan el cambio de rol de la política exterior brasileña en este delicioso análisis que combina creatividad conceptual y mucha claridad explicativa. Y también tiene la capacidad de hacerte sentir aún más pena por Brasil. (VER)

Hasta el viernes que viene.

(*) Analista internacional de Fundamentar

 

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