Martes, 03 Diciembre 2013 10:40

“Lo de Ucrania No Es una Revolución, Sino un Pogromo”, Sentenció Putin

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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, advirtió que las multitudinarias manifestaciones de la oposición ucraniana en Kiev para exigir la dimisión de su presidente "no son una revolución sino un pogromo".

Vladimir Putin tocó con extrema dureza un costado negrísimo de la historia ucraniana cuando dijo, en la capital armenia, que las manifestaciones de la oposición en Kiev para exigir la dimisión de su presidente "no son una revolución sino un pogromo".

El presidente ruso sostuvo que las acciones de protesta, motivadas según la oposición por la negativa de Yanukovich a firmar el acuerdo con la UE, "tienen poco que ver con las relaciones entre Ucrania y la UE y obedecen a intereses de quienes quieren agitar los procesos políticos internos".

Estas fueron las primeras declaraciones de Putin sobre Ucrania desde una cumbre celebrada la semana pasada en Vilna, Lituania, en la que el presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, rechazó firmar un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE).

El término pogromo (ataque de una multitud a gente indefensa), está específicamente vinculado en Ucrania, donde tiene pesadas connotaciones, a la persecución a los judíos.

"Pogrom", en ruso, significa "devastación". Hoy se suele aplicar al linchamiento de un grupo particular, pero en la Ucrania del zarismo se refería concretamente a los actos de violencia contra los judíos, perpetrados por turbamultas preparadas y agitadas desde la policía y los servicios secretos del Estado ruso.

Los pogromos fueron habituales durante la decadencia del régimen autocrático de los zares, que los usó cada vez más para desviar contra los judíos -acusados de todo tipo de crímenes, desde el asesinato ritual de niños cristianos hasta la conspiración para apoderarse del planeta- la angustia y rabia de la población.

Como la inmensa mayoría de los judíos, en época de los zares, tenía prohibido abandonar un territorio de residencia que se concentraba en Ucrania, los pogromos fueron particularmente duros en esa región del entonces imperio multinacional, donde, sin tener ciudadanía común ni igualdad de derechos, distintas nacionalidades estaban sometidas al poder central.

La autocracia aprovechaba los odios así generados para mantener el dominio de lo que se conocía como la "cárcel de pueblos".

Cuando, en 1917, la Revolución Rusa llevó a los socialdemócratas -primero- y a los bolcheviques de Lenin -luego- al poder, los elementos policiales y de inteligencia (la Ojrana) que organizaban los pogromos desde la cumbre misma del zarismo se sumaron primero a las tropas contrarrevolucionarias, y luego, incluso, a las tropas extranjeras que ocuparon el país contra el nuevo poder.

Durante la Segunda Guerra Mundial, esos elementos (lo que de ellos quedaba, o incluso los que no se habían sumado al bando revolucionario para integrarse a la burocracia que surgió durante la segunda mitad de la década del 20 bajo la égida de Stalin) reaparecieron como partidarios locales del régimen nazi.

La URSS libró su lucha contra el nazismo bajo la forma de una guerra nacional de liberación contra el invasor imperialista alemán. Cuando Putin afirma que las manifestaciones son un "pogromo" monta sobre sus participantes todo el pesado horror que se asocia a esa historia terrible.

El presidente ruso sostuvo que las acciones de protesta, motivadas según la oposición por la negativa de Yanukovich a firmar el acuerdo con la UE, "tienen poco que ver con las relaciones entre Ucrania y la UE y obedecen a intereses de quienes quieren agitar los procesos políticos internos", informó EFE.

Ucrania se encuentra convulsionada desde la semana pasada, y ayer vivió la manifestación más multitudinaria desde que estalló el conflicto contra el el Gobierno ucraniano encabezado por el primer ministro, Nikolai Azarov.

A primera hora de la mañana de hoy los opositores bloquearon todos los accesos a la sede del Gobierno ucraniano, por lo que los funcionarios no pudieron llegar a sus oficinas.

 

RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Carolina Martínez

FUENTE: Telam
 

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