Viernes, 04 Noviembre 2016 14:11

BREXIT: El Mecanismo Debe Ser Activado por el Parlamento

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La justicia generó en el día de ayer un duro revés al Gobierno británico al negarle la autoridad para iniciar la salida de la Unión Europea sin la aprobación del Parlamento. El fallo de la Corte Superior británica socava la autonomía negociadora de Theresa May y llena el ya proceloso camino de más interrogantes: entrega a los diputados, mayoritariamente contrarios al Brexit, el arma para ralentizar el proceso, influir en él o, incluso, bloquearlo. Downing Street declaró que recurrirá el fallo y que este no alterará sus planes de activar el Brexit antes del final de marzo de 2017.

El fallo se produce después de que un grupo de personas encabezadas por Gina Miller, empresaria y filántropa de la City, recurriera a la justicia para garantizar al Parlamento una mayor participación en el proceso del Brexit.

Se trataba de determinar si es el Gobierno o el Parlamento el que tiene la autoridad para informar formalmente a Bruselas de que Reino Unido pretende abandonar la UE. El artículo 50 del Tratado de Lisboa, que abre el periodo de dos años para negociar la ruptura, establece que cualquier Estado miembro puede salir “de acuerdo con sus propios requisitos constitucionales”. El tenor del precepto deja abiertas ambas interpretaciones: la de May, que considera que la prerrogativa real otorga a la primera ministra el poder de informar a Bruselas, y la de los demandantes, que defienden que corresponde al Parlamento. El magistrado que leyó el fallo destacó que “la norma más fundamental de la legislación constitucional británica es la soberanía parlamentaria”.

El dictamen supone un duro varapalo a May, ya que le quita la razón en un asunto trascendental y socava su autoridad en la negociación. La decisión, si se convierte en firme, puede entorpecer y ralentizar el proceso de salida de Reino Unido, al someterlo a pleno escrutinio parlamentario.

¿Podrían los diputados llegar a bloquear el Brexit? Teóricamente, sí; pero es un escenario improbable: pocos estarían dispuestos a revocar una decisión tomada en referéndum. Por otro lado, a pesar de que los diputados votaron mayoritariamente por la permanencia, las circunscripciones electorales que los eligieron lo hicieron por el Brexit.

Sí podrían tratar de reconducir el proceso hacia una salida más limitada, la opción que se conoce como Brexit suave, que priorice el acceso al mercado único renunciando a la intransigencia con el control de fronteras. La preferencia del Gobierno de May, a juzgar por las cartas mostradas hasta la fecha, parece ser precisamente la contraria.

El fallo se adentra en un delicado terreno sin mapear de la constitución no escrita de los británicos. No está claro, por ejemplo, en qué deberá consistir la participación del Parlamento: si se circunscribiría a una mera aprobación (sí o no) o si se trataría de un verdadero proceso de legislación. En el primer caso, la votación podría ser rápida, respetando el compromiso de May de activar el artículo 50 antes del final de marzo; en el segundo, estaríamos ante un proceso lento, que incluiría probablemente a las dos Cámaras, y un debate duro.

El Gobierno quiso transmitir una imagen de normalidad. May no compareció para valorar un fallo con el que, según declaró una portavoz de Downing Street, “el Gobierno está decepcionado”. “No tenemos ninguna intención de permitir que la decisión haga descarrilar nuestro calendario de activar el artículo 50”, añadió.

Los diputados más proeuropeos no disimularon su alegría por el fallo, que consideran abre la posibilidad de evitar la ruptura radical que propugnan los ministros responsables de las negociaciones del Brexit. También los nacionalistas del SNP, la tercera fuerza en la Cámara con 54 diputados, mostraron su satisfacción por una decisión que esperan aumente su capacidad de influir en el proceso y salvaguardar los intereses de los escoceses, que votaron mayoritariamente por la permanencia. El líder de la oposición, Jeremy Corbyn, insistió en que los laboristas “respetan la decisión de los británicos de abandonar la UE” pero defienden “la transparencia y la rendición de cuentas al Parlamento sobre los términos del Brexit”.

Los más fervientes antieuropeos, por su parte, tampoco ocultaron su enfado por una decisión que, en palabras de Nigel Farage, el todavía líder del UKIP, constituye un “intento deliberado” de “traicionar a los votantes”. Incluso hubo quien, en las bancadas conservadoras, planteó la conveniencia de unas elecciones anticipadas, que pudieran mejorar la endeble mayoría tory y evitar un escenario peligroso para May: un Parlamento envalentonado dispuesto a ponerle las cosas difíciles ante el trascendental desafío.

 

FUENTE: El País

RELEVO Y EDICIÓN: Martina Mántaras

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