Génesis del conflicto
A fin de poder entender la situación actual, es necesario rememorar anteriores acontecimientos. En diciembre 2018 el aumento del precio del pan dio lugar al inicio de las protestas sociales contra el gobierno del presidente Omar Al-Bashir. Las Fuerzas Armadas habían protegido a los manifestantes que se encontraban frente al Ministerio de Defensa en la capital, Jartum, de los ataques de la policía.
Finalmente, en abril 2019 un de un golpe militar liderado por el General Abdel Fattah Burhan acabó con los 30 años de gobierno del presidente Al-Brashir, instaurando en el poder al Consejo Militar de Transición que el mismo Abdel Fattah preside.
Cabe destacar que, Al- Bashir, que accedió al poder a través de un golpe militar en el año 1989, fue detenido y acusado por la Corte Penal Internacional (CPI) por los crímenes de guerra ocurridos en Darfur y por los asesinatos a manifestantes opositores; acusaciones sin precedentes a un Jefe de Estado en función. Bajo su presidencia tuvieron lugar la crisis y posterior independencia de Sudán del Sur y la crisis de Darfur, considerada como el genocidio más grandes del Siglo XXI. El mismo costó la vida de alrededor de 400.000 personas y más de 2 millones de desplazados. La Organización de las Naciones Unidas ha calificado el hecho como un crimen de lesa humanidad, propiciando su intervención en el 2011.
Al Bashir es ante todo un militar y está acusado de graves crímenes de guerra y lesa humanidad / AFP
Acontecimientos recientes
En la actualidad la violencia se ha intensificado y las manifestaciones continúan. Los líderes de la Alianza por la Libertad y el Cambio (ALC), quienes encabezan las protestas, exigen que el poder sea transferido a los civiles. El Consejo Militar utilizó la fuerza para dispersar a los manifestantes concentrados frente al cuartel general del ejército en la capital del Estado. Las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un grupo paramilitar con vinculación al ejército, fueron dispersadas por todo el país. Su accionar fue bautizado por los opositores como “operación masacre” ya que provocó la muerte de 108 personas y 500 heridos, según fuentes del Comité Central de Médicos de Sudán (CCSD) vinculados a los manifestantes. Cabe destacar que, el Ministerio de Salud estima que la cifra en realidad es menor; alrededor de 61 personas fallecidas.
En el Sudán de hoy todas las miras están puestas sobre el general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemeidti, el número dos de la junta militar y máximo responsable de las Fuerzas de Apoyo Rápido. Se debe mencionar que, pocos días antes de que se asesinara a decenas de ciudadanos, dicho militar estuvo reunido en Yeda con el príncipe heredero del Reino de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, quien le brindó su apoyo.
La situación que se vive es crítica y difícil, los negocios de la capital se encuentran cerrados, las calles tomadas por los manifestantes e internet sólo es accesible a través de la compañía nacional controlada por el gobierno.
Mientras decenas de personas morían, el presidente del Consejo Militar Transitorio anunciaba por cadena nacional el 3 de junio, la suspensión de todos los acuerdos alcanzados en las últimas semanas con la oposición. También se comprometió a averiguar lo sucedido y a convocar a elecciones en un plazo máximo de 9 meses. Anteriormente, los militares se proponían completar la transición en 2 o 3 años. Entre los acuerdos que se habían alcanzado se encontraba la formación de un Consejo Soberano Transitorio integrado por civiles y militares, que dirigirían el país durante 3 años. Pero como no pudieron consensuar los integrantes del mismo, ya que los militares buscaban tener la presidencia y una gran representación, mientras los opositores no estaban dispuestos a ceder, las negociaciones se estancaron y las revueltas volvieron a las calles.
Accionar de la Comunidad Internacional
La actual crisis que sufre Sudán generó conmoción a nivel internacional, llevando a los principales representantes a manifestar sus opiniones. Según varias fuentes, la Comunidad Internacional denuncia la represión de las manifestaciones y critica el accionar de la Junta Militar.
Estados Unidos ha decidido, en los últimos días, enviar al Secretario de Estado adjunto para asuntos africanos, Tibor Nagy, a fin de promover el diálogo entre las partes. El diplomático norteamericano también visitará Etiopía y la Unión Africana, con el principal objetivo de paliar la crisis interna de la Republica del Sudán.
Los manifestantes quemando llantas en Jartum / AFP
Por su parte, el Reino Unido retiró a varios de sus diplomáticos de la embajada en la capital del país y desaconsejó a los británicos acerca de viajar a Sudán debido al alto nivel de violencia que existe. Al mismo tiempo, junto con Alemania pidió convocar a una reunión al Consejo de Seguridad de la ONU.
Frente al temor de que la situación empeore dicha Organización Internacional decidió relocalizar temporalmente parte de su personal en Sudán. Además, el Secretario General Antonio Guterres, condenó el “uso excesivo de la fuerza” por parte de los militares y solicitó que se abra una investigación independiente.
Por otro lado, la Unión Europea ha defendido el derecho a la protesta pacífica y le ha solicitado al Consejo de Militar que actúe responsablemente y rápidamente para generar una transición del poder a los civiles. Es decir, tanto para la Unión Europea como para la Unión Africana es fundamental que se establezca un gobierno civil en el país africano.
El General Mohamed Hamdan Dagalo. REUTERS
En palabras del portavoz del servicio diplomático europeo, Maja Kocijancic: “esperamos que el Consejo Militar actué de forma responsable y respete el derecho del pueblo a expresar sus preocupaciones de forma pacífica sin sufrir amenazas o el uso de la violencia contra ellos”.
De esta forma, también el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos, liderado por Michelle Bachelet, además de lamentar los acontecimientos violentos, indicó que toda persona que ejerza su derecho de reunión no debe ser víctima de persecuciones políticas.
Estados cercanos a la Junta de Sudán, como Egipto, han expresado una gran preocupación por la situación actual y han convocado nuevamente a las negociaciones entre las partes. Pero no han condenado el recurso a la fuerza por parte de los actuales responsables del poder.
En pocas palabras, desde la salida del Presidente Omar Al-Bashir, la sociedad sudanesa se encuentra en una encrucijada exigiendo el establecimiento de un gobierno civil, que ponga fin a la violencia, la represión y las persecuciones sociales. Aún quedará por verse si los manifestantes lograran sus objetivos o bien los generales vencerán en la contienda.
(*) Analista del Centro de Estudios Políticos Internacionales (CEPI)