En las últimas semanas se respiraba tensión. El recuerdo fresco del agitado noviembre de 2019, cuando Evo Morales y Álvaro García Linera tenían que huir de su país para resguardar su vida, era el trasfondo de la elección, el punto de partida. Las presiones para que los candidatos de la derecha se bajen de la contienda para favorecer las chances de Carlos Mesa frente a Luis Arce, se sucedieron día tras día. Las amenazas de las figuras principales del gobierno de facto agitaban el miedo por un posible desborde social tras la elección.
Había dos resultados que posibilitaban que el escenario post - elecciones transcurra con tranquilidad: una paridad que indudablemente condujese a una segunda vuelta, o un triunfo insoslayable en primera vuelta del MAS. Sucedió lo segundo
Durante esta semana, el ex Vicepresidente Álvaro García Linera sostuvo que la derecha boliviana ya había perdido. Mientras los partidos y movimientos políticos que son depuestos del poder de forma violenta tardan al menos una década en reconstruirse y reorganizarse, decía Álvaro, el MAS lo hizo en cuestión de meses. Luis Arce y David Choquehuanca conformaron la fórmula que sintetizó las fuerzas profundas del movimiento popular más grande de la historia de Bolivia. Cuanta razón tuvo García Linera. Vaya manera de reivindicarse de Evo Morales, después del error táctico que casi le cuesta la vida.
Los que seguíamos “el minuto a minuto”, vimos con preocupación el viernes como el oscuro Ministro de Gobierno Arturo Murillo comenzaba a cumplir con la amenaza de encarcelar gente. Los diputados argentinos que viajaron a La Paz se encontraron en el Aeropuerto de El Alto con la Policía , que secuestró a Federico Fagioli y lo mantuvo cautivo durante horas. También le propinaron una paliza a un funcionario de la Embajada Argentina. Gestiones rápidas del Canciller Solá y un seguimiento minucioso del Presidente Fernández lograron que en la madrugada se libere al legislador. No voy a mentir: en mi cabeza resonaba el discurso del Ministro de Defensa del lunes pasado, mientras conmemoraban el asesinato del Che Guevara.
https://www.youtube.com/watch?v=tudMdlZdLlM
La decisión del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de no utilizar el sistema de Difusión de Resultados Preliminares (DIREPRE) tenía algo de sentido: nadie quería que rápidamente se difunda un resultado parejo que implique la salida de la gente a las calles para presionar por una victoria. Claro está que cuando la información se retrasó por más de 6 horas, el TSE solo recibió críticas mientras todo un continente esperaba algún indicio, alguna señal sobre qué era lo que había pasado. El exagerado despliegue militar y policial en ciudades como Cochabamba solo aportaba ansiedad.
https://twitter.com/Opinion_Bolivia/status/1317965132614557702
A las 23:15 salió a hablar Ricardo Paz, vocero de Comunidad Ciudadana, la formación partidaria de Carlos Mesa. Una cara bastante larga como para intuir que había segunda vuelta. 15 minutos más tarde, Sebastian Michel, el vocero del MAS, dio dos definiciones: el TSE estaba reteniendo los datos del conteo rápido, como había denunciado Evo Morales desde Buenos Aires. Lo segundo que afirmó Michel fue que los datos arrojaban un porcentaje superior al 45% del MAS y alrededor del 30% para Carlos Mesa. No hay segunda vuelta.
Faltando media hora para concluir la jornada en Bolivia, la empresa de medios Unitel, que debía comunicar los datos del conteo rápido, anunció que en la medianoche daría los datos. Sus periodistas, reconocidos anti masistas que niegan que haya habido un golpe de Estado en noviembre pasado, catalogaron de “vergonzosa” la actuación del TSE, que debía dar los resultados gane quien gane, o al menos dar una explicación. La diferencia fue de tal magnitud que nos remitió otra vez a un viejo dicho: "no se puede tapar el sol con las manos".
A las 00:05 finalmente se supo: el conteo rápido daba un 52.4% a Luis Arce, un 31.5% a Carlos Mesa, y un 14.1% a Luis Fernando Camacho. Si bien estos resultados no son oficiales, para los que habrá que esperar unos días, sí permite confirmar la victoria de Arce debido a la impresionante diferencia de casi 20 puntos sobre su inmediato perseguidor.
En algunos artículos hemos hablado del factor geográfico para analizar la política boliviana. Al ver los resultados por departamento, se reconfirma que el MAS es el único partido de anclaje nacional, mientras que las otras formaciones son fuerzas regionales y alianzas sectoriales.
En el Occidente altiplánico, donde el MAS es históricamente fuerte, hubo diferencias abultadísimas. El partido azul superó el 60% en La Paz, Oruro y Cochabamba, sacándole casi 30 puntos a Mesa. Camacho, en estos departamentos, no llegó ni al 2%. En el Oriente, donde se concentra la población blanca y los sectores adversarios al MAS, Arce superó el 30% en todos los departamentos, ganando incluso en Pando. En la siempre adversa Santa Cruz, el MAS sacó 35%, 10 puntos por detrás de Camacho, que solo triunfó en su feudo.
El insoslayable poder de las urnas no dejó lugar a especulaciones, a desestabilizaciones, a bravatas discursivas o a operaciones mediáticas. Solo hubo espacio para la rendición ante el todopoderoso poder popular. Anoche, para ahorrarse algún posible conflicto, Jeanine Añez reconoció el triunfo de Arce. Lo propio hizo Luis Almagro, el Secretario General de la OEA, quien tuvo un rol fundamental en el golpe del año pasado. Párrafo aparte para el papel del uruguayo, quien no renunciará a su cargo debido a que solo lo haría si tuviese dignidad. Hoy por la mañana, Carlos Mesa también reconoció el triunfo del MAS
https://twitter.com/JeanineAnez/status/1318048552191483904
Ya habrá tiempo para el análisis en frío, con más datos y con menos efervescencia. Hoy, solo queda respirar aliviados porque luego de un año en el cual Bolivia retornó a las épocas más oscuras de la historia latinoamericana, el pueblo dijo “basta” de forma pacífica y contundente, sin dejarse amedrentar ante tanta provocación, odio y violencia.
Volvió la democracia en el Estado Plurinacional de Bolivia. Luis Arce Catacora y David Choquehuanca serán los encargados de conducir los destinos que deja atrás la era de los 14 años de Evo Morales y el interregno sangriento y revanchista de la derecha. En la historia quedará la resistencia, la capacidad de organización, y la resiliencia del glorioso pueblo andino.
500 años más tarde, el pueblo boliviano sigue dando lecciones al mundo sobre cómo resistir, cómo luchar y cómo vencer.
(*) Analista Internacional de Fundamentar.com